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¿Qué es la astrología?

 

    La astrología es un lenguaje simbólico, dice Catherine Merlín, cuyo alfabeto está compuesto por planetas, signos y casas. Los planetas simbolizan la energía; los signos del zodíaco, la forma en que se expresa esta energía; y las casas son los ámbitos de la vida en donde se manifiesta la energía de los planetas. Por último, la descripción más profunda del temperamento de un individuo, en la Carta Astral, está dada por las distancias entre los planetas, llamadas aspectos. 

 

 

    La astrología surge en Babilonia, como un discurso de poder entre los sacerdotes, para influenciar la política del reino. Los sacerdotes sostenían que los planetas eran dioses y su lenguaje debía ser interpretado con base en la posición y el movimiento de los planetas, para conocer los designios de los dioses. De aquí que la astrología recurriera a la astronomía, a la matemática y a la observación empírica, para conocer la posición y el movimiento de los astros.

   

  Posteriormente la astrología llegó a Grecia y fue desarrollada por Heráclito, los pitagóricos y Platón.

 

     Durante el periodo Helenístico, posterior a las conquistas de Alejandro Magno, Ptolomeo Soster, durante el siglo IV, y perteneciente a la dinastía de Cleopatra, vinculó a la astrología con los pocos avances que habían realizado los egipcios en este campo; estableció el Ascendente, como el momento en que el Sol está en el horizonte al momento del nacimiento, e hizo notables avances tanto en el desarrollo de la astronomía, como en la predicción astrológica. Ptolomeo hablaba de la astronomía como una ciencia y sostenía que la parte predictiva de ésta, refiriéndose a la astrología, tenía fundamentos más filosóficos e interpretativos.

 

    La astrología tuvo un gran auge durante la Helenística como durante el periodo romano. Ya durante el Medioevo, gozó de gran prestigio y sus símbolos están representados en diversas construcciones.

 

    Durante el Renacimiento, los reyes tenían a su servicio a los astrónomos y éstos, como parte de su trabajo, tenían que hacer Cartas natales, cartas para predecir el momento adecuado para iniciar una batalla y ganarla; y, para divertir a la corte, elaboraban predicciones.

 

    Tenemos astrónomos como Copérnico, Tycho Brahe, Kepler y Newton, que le dieron gran importancia a esta disciplina y la estudiaron de forma seria.

 

     Con la separación de las ciencias, se hizo una escisión entre la Astronomía y la astrología, y ésta última perdió su lugar entre los conocimientos científicos.

 

     Es importante resaltar que en un planeta cíclico como lo es la tierra, los seres vivos debemos adaptarnos al movimiento terrestre y a los astros cuya  luminosidad tienen injerencia directa en los ritmos biológicos.

Por ello, el zodíaco, al igual que el Calendario azteca, son en realidad relojes cósmicos, que le indican a los seres vivos, cuando las sociedades se vuelven sedentarias en la Edad de Bronce, cuándo sembrar, cuándo cosechar, cuándo cazar o cuándo protegerse contra el invierno.

    

     En la época actual, la astrología ha tenido un gran desarrollo y han surgido escuelas para su estudio, pero en un afán de simplificación y falsas generalizaciones, se la ha reducido a un conjunto de vacuidades que no tienen ninguna capacidad de predecir realmente los fenómenos.

 

    Los científicos se reunieron hace algunos años para elaborar una carta desacreditando a la astrología, y tienen razón en muchas de sus afirmaciones, sobre todo con base en las falsas afirmaciones de charlatanes, por el hecho de que el efecto de la gravedad de los planetas es inferior a la lámpara de luz de la sala de operaciones durante el alumbramiento, y por el supuesto astrológico geocéntrico, es decir, que la Tierra, y no el sol, es el centro del universo.

 

    Sin embargo, estudiando los aspectos a los cuales Kepler les dio tanta importancia en su obra Mysterium Cosmographicum, he llegado a la conclusión, aunque hace falta para su comprobación el rigor del método científico con la consecuente dificultad que conlleva distinguir la influencia planetaria de otros fenómenos, que la influencia de los planetas sobre la Tierra y los seres vivos que la pueblan, se basa en la fuerza electromagnética. No podemos olvidar el efecto nocivo que, a nivel mundial, tuvo durante mayo del 2007 las explosiones electromagnéticas del Sol sobre los teléfonos celulares y otros aparatos. Incluso sabemos que planetas como Saturno, tienen un elevado electromagnetismo y según Ed Witten, la fuerza electromagnética es de 1 + 39 ceros, infinitamente  superior a la fuerza de gravedad. Así que, de acuerdo a los estudios realizados, no es tan sencillo negar el efecto del movimiento de la Tierra, del Sol, de la Luna y de otros  planetas sobre el individuo.

 

    El efecto del Sol sobre el planeta, puede observarse en la herencia de posteriores generaciones y por ello, se ha investigado de qué manera la hambruna, en una región, afecta los genes de generaciones posteriores, haciendo que los sujetos sean propensos a la diabetes, como una forma de adaptar al organismo a cambios climáticos; de la misma forma que una toxina ambiental afecta a cuatro generaciones posteriores, en un 85% de los casos.

 

   Vistos los problemas de esta forma, debemos pensar de modo planetario y no sólo en una generación.      

 

     Debemos ver a la Astrología como el efecto del Sol sobre el planeta, comprender la influencia de la Luna sobre todos los seres vivos de la tierra. Estudiar de qué forma los seres humanos estamos sujetos a ritmos, no sólo los circadianos. Hay ciclos de siete, catorce, veintiuno y veintiocho años. Hay ciclos de tres días, de catorce, etcétera. Esto lo indican los tránsitos, que son personales, y no lo que los charlatanes llaman “horóscopos”, palabra usada por Ptolomeo para incluir la hora en la Carta Astral, de allí la palabra, que en griego significa observador de la hora.

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